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Por La Boca Muere El Pez

 

viernes, enero 18
 

 
Acuse De Recibo

Me envían de McGraw-Hill un libro que promete apasionantes ratos de lectura.: Lessons from the living cell. The limits of reductionism, de Stephen Rothman. (2002, McGraw-Hill, ISBN 0-07-137820-0. Transcribo de los comentarios de sobrecubierta:

El reduccionismo es una tradición científica extraordinariamente fructífera, que ha estado con nosotros desde los griegos, cuando Demócrito propuso por ver primera que toda la materia estaba compuesta de átomos invisibles. Su creencia central es que toda sistema puede ser comprendido cuando es reducido a sus elementos más fundamentales -sus partes constituyentes. En una versión extrema, esta manera de mirar la naturaleza pierde el sentido del todo mientras que analiza con tesón sus piezas más pequeñas.

Según entramos en la Era Genómica, muchos biólogos moleculares confían en que un día seremos capaces de diferencias "entre un protozoo y un pavo real" a partir solamente de su DNA. Es este libro, el biólogo experimental Stepehn Rothman afirma que tal vía de conocimiento nunca llegará aser posible, y que confiar en ella es erróneo. Afirma que aferrarse al reduccionismo es despreciar esta venerable tradición, con el consiguiente peligro de impedir nuevas ideas y por consiguiente el progreso.

De manera elegante y con precisión sin precedentes, Rothman desafía esa espada de doble filo que es el reduccionismo y que amenaza al propio método científico. Aunque el reduccionismo sigue siendo esencial para el proceso científico, en su forma más extrema (lo que él denomina microrreduccionismo) nunca podrá llegar a contestar a la pregunra de "¿qué es lo que hace a un sistema ser vivo?" Con la ayuda de casos fascinantes, Rothman aporta una visión clara al clima social en el que se practica la ciencia, y explora la psicología colectiva que teme que está llevando a los científicos hacia un callejón sin salida, hacia una deformada visión microscópica de la vida y lejos de su método. En última instancia, Rothman hace una elocuente argumentación a favor de un acercamiento darviniano a la investigación biológica que vaya más allá del reduccionismo hasta todo el organismo. Rothman hace una llamada filosófica, lejos de las pasiones, para la creación de una nueva biología -una que comprenda los sistemas vivos en su completitud trascendente.

He traducido más o menos directamente, y sí, la última frase dice lo que dice: "-one that embraces living systems in their transcendent entirety".

Como se puede comprender, con esa entradilla uno no puede menos que remangarse las mangas y comenzar a leer por dónde sale este biólogo experimental, que lleva 40 años en la profesión, con un currículum impresionante: Harvard Medical School, Univ. de California en SF, más de 200 publicaciones en Science, Nature y demás...

Él mismo dice:

A pesar de los nobles fines de la ciencia, de sus herramientas notables, y de su acceso a tan poderosos mecanismos de razonamiento, los humanos practicamos la ciencia de forma similar a la practicamos la carpintería o la política -como las criaturas imperfectas que somos. Es desde esta perspectiva que este libro realiza una mirada crítica a una de las creencias centrales de la ciencia moderna, especialmente de la biología moderna, el reduccionismo...

La primera parte del libro es un largo resumen de la filosofía de la ciencia, parece interesante, en cualquier caso. Posteriormente (estoy leyéndolo un poco a saltos, es que me temía lo peor) se centra en el asunto del transporte de proteínas dentro de la célula, la teoría de la vesícula... uno de los casos que expone para mostrar que el microrreduccionismo falla. Lo que me parece (es ese hojeo rápido, es que tampoco va a darnos muchas alternativas útiles). Me lo confirma una crítica que leo en New Scientist:

Remarkably, Rothman's story of the cell wars fails to make the case that reductionism is the evil force. Insofar as one is prepared to believe Rothman's own theory--that of direct protein transport--the evidence in its support would seem to derive from the best sort of careful experimental and reductionist science.

Queda, de todas formas, pendiente de lectura a fondo...

j.a




colocado: viernes, enero 18, 2002
 

 



jueves, enero 17
 

 
Welcome To Hell

Hoy ha estado en el Pamplonetario Alfonso Marco. Historiador, trabaja en el Museo del Ferrocarril en Vilanova i la Geltrú, y ha escrito un libro que uno no puede leer sin que se le muevan las entrañas. Se titula Welcome to Hell (mirad el enlace) y lo edita Edicions de Ponent. Habla de Bosnia, de la guerra que dentro de nada va a cumplir ya 10 años y que dio al traste no sólo con un país, sino con la convivencia ciudadana. El libro analiza las raíces del conflicto, su desarrollo, con una "precisión quirúrgica" como ha dicho el profesor Pedro Lozano Bartolozzi en la presentación. Y toma partido, toma partido por los perdedores, por las mujeres violadas, por los muertos, por todos los que aún necesitan de la justicia para llegar un día a la paz de la convivencia multiétnica.

El relato que nos ha hecho Alfonso Marco, con su terrible compostura, su buen decir, su sencillez, nos ha dejado a todos temblando, acaso de impotencia. Dice el autor, en la introducción:
Este trabajo es la consecuencia de un proceso de aprendizaje y reflexión y, por ello, de una voluntad de tomar partido por las víctimas. Es preciso no olvidar lo sucedido; comprender mejor, cuestionarse algunas ideas y actitudes rutinarias que contribuyan a alejarse de los lugares comunes. No es posible olvidar ni tenemos derecho a hacerlo. Tenemos la obligación de la memoria contra el odio y el memoricidio. Es preciso decir que (...) "ha habido asesinos y que confundirlos con sus víctimas es una enfermedad moral o una siniestra señal de complicidad", como recordaba Primo Levi al término de la Segunda Guerra Mundial.

El texto cuenta con un prólogo de JM Mendiluce, y con un epílogo de Juan Goytisolo. Ambos rodean muy adecuadamente al libro, que, además, se sostendría perfectamente sin estos padrinos.

En la charla estarían unas cincuenta personas, todas ellas sin duda cercanas al tema. Se notaba en el silencio con que todos hemos escuchado al escritor, en la manera de plantear las preguntas.

Me he vuelto para casa pensando... ¡qué peligro!

j.a.

P.D.: Que todo hay que decirlo. Comprar este libro, merece la pena gastar 12,42 €




colocado: jueves, enero 17, 2002
 

 



miércoles, enero 16
 

 
Lo Que Es La Vida... Un Siglo De Hormonas

Entre otras cosas, el Pez de esta bitácora tiene una colaboración semanal en Radio 1 RNE, en el programa Lo que es la vida que dirige y presenta Nieves Herrero. A partir de las 6 de la tarde (hora peninsular), los miércoles, dentro de una sección de ciencia que lleva Abelardo Hernández, servidor está presente, habla y todo, y lleva un espacio que se llama La pregunta del millón. Como ese millón no es algo monetario, con el cambio al Euro, el espacio ha logrado mantener el nombre y no se llama La pregunta de los seis mil diez euros con doce céntimos. Cuando tenga tiempo, y moral, pondré aquí lo que sucedió. A toro pasado, que no es cosa de dar pistas sobre las preguntas que hacemos...

Hoy hemos tenido de entrada el asunto de (¡oh sorpresa!) un tono turquesa pálido del Universo. Opinaba en su condición de experto sobre el tema es astrofísico del IAC Antonio Mampaso, para quien de turquesa nada, pero sobre todo, de tontería mucha. "Una soberana tontería" ha afirmado, explicando que la luz no es sólo la luz visible, que eso es un antropocentrismo innombrable. Que si uno mira el Universo sin ese filtro, el color verdadero del Universo es tono microonda talmente. Ha puesto un jocoso ejemplo: si miráramos el mundo con unas gafas amarillas, que sólo dejan pasar esas longitudes de onda, concluiríamos que el mundo es amarillo.

No es cosa de enmendar la plana a un astrofísico, menos en la radio, claro... pero aunque didáctica, la explicación tampoco me ha convencido tanto. Hombre, en el visible podía haber resultado que el Universo era tono azulado (lo que significaría que estaban naciendo muchas estrellas jóvenes, y masivas...) o bien tono rojizo (lo que indicaría que apenas se formaban estrellas, y que lo que iba quedando eran estrellas viejas y rojas). O sea que algo de ciencia hay. Conste. (Vendell contaba algo en Pasando el Iron de que había astrónomos indignados y todo.

Por mi parte, lo que he comentado es que había que entender el cómo, la reunión americana de astrónomos, lo del impacto mediático... y lo de que el color tiene su encanto.

Bueno, una vez acabado con el Universo, hemos pasado al erotismo y al sexo. Declaraciones de gente como Román Gubern, Luis Antonio de Villena y otros sobre el asunto del erotismo. Servidor contando que eso es cosa de hormonas, y de neurotransmisores. Pero siempre suena mal decir que eso de que te aumente el ritmo cardiaco, la presión sanguínea, que aparezca un estado de euforia y bienestar cuando nos ponemos chotos es cosa de la dopamina. (Y eso que no ha dado tiempo a hablar del NO, del famoso óxido nitroso...). En cualquier caso, esta historia tan testosterónica me ha dado pie para hablar de una efeméride que de otra forma habría pasado desapercibida.

Me explico, para mí había pasado desapercibida hasta que me he fijado, ya en el estudio, que la fecha era precisamente la que era. La fecha, el cuándo, y el quién era el objeto de la pregunta del millón: ¿Cuándo se descubrió -y quién fue- la primera hormona?.

Mi respuesta era precisamente: el 16 de enero de 1902. Y fue Ernest Starling, en el University College de Londres, estudiando en el laboratorio la respuesta de unos trozos de intestino a que les rociara con goticas de ácido clorhídrico. ¿Respuesta sin nervios? Debía haber un mediador químico, una sustancia que él denominó "hormona" (del griego hormnein, poner en movimiento).

Pues eso, cuando estaba yo ahí, en mi estudio de Pamplona, mirando la fecha me he dado cuenta de que era precisamente un 16 de enero, y precisamente se cumplían 100 años 100. Total, que sin haberlo previsto (la elección de la pregunta, lo confieso humildemente aunque me podía haber puesto la medallita, no tenía nada que ver con la efeméride) hemos celebrado el cumplesiglo de la hormona.

Digo "la hormona" porque Nieves Herrero lo decía así, y quedaba muy simpático. Ya he aclarado, eso sí, que hay más de 40 hormonas diferentes, conste.

Luego, la cosa de la ciencia se acabó y este Pez se despidió hasta la semana que viene.

j.a.

La web del programa Lo que es la vida. Su emilio: loqueeslavida.rne@rtve.es




colocado: miércoles, enero 16, 2002
 

 



 
La Astronomía En Radio 5

Recién grabaditos, los quesitos de la semana (aparte de emitirlos a las 22:21, me han dicho que se oyen por la mañana...)

Jueves 17 enero
En Barcelona, en la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, tiene lugar el primer Simposio Internacional ASTROBIOLOGÍA 2002, organizado por la Associació Amics Gaspar de Pòrtola, presidida por el profesor Joan Oró. En esta reunión internacional se hablará de Astrobiología, como cabía sospechar: del origen de la vida, de sus características en nuestro planeta, de la posible existencia de vida en otros planetas, de planetas extrasolares, de SETI (viene Frank Drake ni más ni menos...) y de un montón de cosas interesantes.

Viernes 18 enero
Cómo no hablar en la radio del color turquesa pálido del Universo... El trabajo de Glazebrook y Baldry desde luego ha logrado una notoriedad inesperada. No es raro, porque viene de la CIXC (¿se pone así?) Reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS), de donde salen muchas notas de prensa. Ganan, como suele pasar, las más llamativas, y ésta se lleva el premio...

Lunes 20 enero
Lo del color del Universo podía haber servido para hablar de esfuerzos internacionales tan interesantes como el 2dFGRS que se hace desde el Telescopio AngloAustraliano por un equipo realmente notable. 2dFGRS quiere decir "2 degree field galaxy redshift survey", es decir, catálogo de desplazamientos al rojo galácticos con el campo de 2 grados. Lo del 2dF, el campo de dos grados, viene del instrumento con el que se trabaja, ese es su campo. Lo bonito es que no sólo se obtiene fotometría de las galaxias de ese campo, sino que, llegando a magnitud, creo 19.5, pueden obtenerse los espectros en el visible de esas galaxias. Nada menos que 200.000 de ellas contiene el survey. Y de esos 200.000 espectros es de donde salió el espectro compuesto y, de paso, el color turquesa. Pero el trabajo no es para pillar el color, sino para otras cosas: estudio de la distribución de las galaxias en el espacio, análisis de la tasa de formación estelar, de la función inicial de masas y su evolución con el tiempo, estudios sobre "clustering", o sea, acumulación de galaxias etc etc..

Martes 21 enero
XV Jornadas Estatales de Astronomía: se celebrarán en Teruel entre el 27 y el 30 fr abril. Muy recomendables, como interesante es siempre hablar de los astrónomos no profesionales (o sea, aficionados, amateurs...) y de sus reuniones. Aunque les dé por llamarlas "estatales" (esto no lo digo en la radio, conste... esto es para los cotilleos del Blog).

Miércoles 22 enero
La sonda Galileo va acabando sus tareas... porque la pobre está ya viejita. Hace poco pasó por última vez junto a Io, uno de los mundos que ha venido estudiando a lo largo de todos estos años permitiéndonos conocer mucho de Júpiter y su sistema de satélites. Le queda poco, pero siempre es bueno recordar cuánto ha trabajado.




colocado: miércoles, enero 16, 2002
 

 



 
Publicado en TERRITORIOS, El Correo, el 16 de enero de 2001

El Nacimiento Del Arte
Javier Armentia

La Cueva Blombos se encuentra cerca de Still Bay, en la costa oriental de Sudáfrica. Está localizada en un acantilado, sobre el Océano Índico y hace unos 90.000 años comenzó a ser habitada por seres humanos anatómicamente similares a nosotros, proporcionándoles seguridad, abrigo y una plataforma adecuada para sus labores de recolección de alimentos principalmente marinos. En aquella época, cuando en Europa estaban todavía los neandertales y los primeros sapiens empezaban a llegar a nuestro continente, los habitantes de Blombos empezaron posiblemente a demostrar una conducta compleja, característica de los humanos modernos.

Tallaban herramientas de hueso (puntas, espátulas...) y habían desarrollado técnicas que hacen de sus bifaces finas herramientas para cortar (objetos similares no se conocen en Europa hasta hace 20.000 años). La abundancia de restos de conchas y otros animales (peces grandes, un delfín, antílopes y al menos un hipopótamo y un rinoceronte) indica sus avanzadas técnicas de caza y pesca, así de la eficiencia en la recolección de moluscos: son los pescadores más antiguos que conocemos. Ordenaban el espacio de la cueva según su uso, como zona común o como talleres de talla de huesos y piedras. Y se han hallado más de treinta trozos grandes de ocre, un pigmento térreo que, molido, sería posiblemente usado como decoración corporal.

Desde 1992, el equipo dirigido por el Dr. Christopher Henshilwood, arqueólogo de la Universidad del Estado de Nueva Cork en Stony Brook (EEUU) ha realizado sus campañas de excavación en la Cueva Blombos para el Museo de Ciudad del Cabo, y hace dos años encontraron grabadas, en dos fragmentos de ocre, unas marcas en forma de equis, en una de ellas atravesada por una línea que las divide simétricamente. Estas incisiones fueron realizadas al menos hace 77.000 años y para Henshilwood: “podrían haber sido realizadas con intención simbólica, con un significado que desconocemos”. Es decir, serían los dos ejemplos más antiguos de arte humano, arte abstracto. El estudio, publicado la semana pasada en la revista en red SciencExpress (nota, este link puede quedar obsoleto en unos días... Por otro lado, para acceder a los contenidos de Science en red es necesario suscribirse...) supone una verdadera revolución en el mundo de la paleontología. No es la primera, y los expertos creen que tampoco será la última que nos queda por conocer en ese apasionante intento de reconstruir la herencia del ser humano moderno.

Parece fuera de toda duda que los orígenes del ser humano moderno son africanos, con una antigüedad que puede variar entre 300.000 y 150.000 años: las excavaciones y los análisis genéticos indican claramente este origen. Sin embargo, el nacimiento de las conductas humanas complejas es mucho más difuso, y objeto de controversia. Hasta ahora, los restos conocidos más antiguos de arte sapiens tenían unos 37.000 años, pinturas rupestres en Europa. Evidencias de tecnologías modernas en la talla eran incluso posteriores, también halladas en Europa. Esto hacía pensar que la “modernidad conductual” había ido desarrollándose lentamente en el sapiens, y habría aparecido aproximadamente hace unos 50.000 años casi simultáneamente en África y en Europa, al comienzo del Paleolítico Superior. Una alternativa es que esta conducta hubiera aparecido mucho antes, de forma gradual, en África, más ligada al propio desarrollo anatómico. Esta hipótesis, que tiene una mayor coherencia en cuanto a la evolución de las especies tenía, sin embargo, escaso apoyo arqueológico.

La razón de ello, como indican los hallazgos de la cueva Blombos, puede ser que existen cientos de yacimientos estudiados en Europa del Paleolítico Medio y Superior, marcando esa transición a la modernidad hacia 40.000 años, pero sólo unos pocos yacimientos de sapiens africanos han sido estudiados hasta la fecha. Una tercera opción aboga por una diversidad de orígenes de las conductas humanas modernas: en África, los sapiens de Blombos se hicieron modernos hace por lo menos 77.000 años, pero quizá en Europa no se consiguió un desarrollo similar hasta más tarde, hace unos 40.000 años. Evidentemente, sólo el estudio y análisis de nuevos yacimientos africanos podrá dilucidar el tema, pero parece que, una vez confirmada la antigüedad de las herramientas y ocres sudafricanos, el nacimiento del ser humano moderno, el nacimiento del arte, deja definitivamente de ser europeo.

Actualmente se están analizando más de treinta yacimientos de sapiens africanos, que intentan permitirnos conocer los detalles del nacimiento de nuestra especie. Posiblemente, como han indicado algunos paleontólogos, es muy temprano para concluir que estamos contemplando el nacimiento de las conductas humanas modernas. Por otro lado, los arqueólogos de Blombos afirman que en las próximas campañas las sorpresas seguirán. Los libros del origen de nuestra especie están reescribiéndose continuamente.

¿Evolución o Revolución?
Numerosos prehistoriadores consideran que la aparición del arte simbólico supone un cambio exclusivo del hombre moderno, el Homo sapiens sapiens, reflejo de una evolución cognitiva y conductual que lo hace realmente moderno. Sería una verdadera revolución que solamente se ha dado en nuestra especie. Frente a esta idea, otros especialistas, proponen un cambio evolutivo, gradual, de manera que la capacidad de expresarse simbólicamente ha ido creciendo de manera gradual en todas las especies humanas, incluso en el Homo sapiens neanderthalensis.

En 1980, los arqueólogos encontraron un objeto en unas excavaciones en Berkhart Ram, en los Altos del Golán (Palestina), correspondiente a neandertales de hace unos 250.000 años, perecidos en una erupción volcánica. Ese objeto es una piedra con incisiones, realizadas por mano humana que, en opinión de algunos, parecen formar una figura femenina. Aunque no todos están de acuerdo en esa interpretación, por lo que este resto sigue, veinte años después, en medio de la controversia. En cualquier caso, otro emplazamiento neandertal, en Arcy-sur-Cure (Francia) presenta objetos (huesos animales con orificios posiblemente ornamentales), correspondientes a hace unos 40.000 años. Quizá los sapiens no fueron los primeros humanos modernos...

Un par de enlaces:
- información sobre el trabajo del equipo de Henshilwood en Cape Field School
- un interesante artículo sobre arte prehistórico escrito por la Dra. Teresa Chapa, del depto. de Prehistoria de la U.C.M. en arqueoweb




colocado: miércoles, enero 16, 2002
 

 



martes, enero 15
 

 
Pon Un Comentarista En Tu Vida

Bueeeeno, gracias a rvr he conseguido poner la posibilidad de que haya comentarios a mis entradas del diario. Ya sé algo más (más o menos, sé copiar y pegar códigos con scripts en java) pero sobre todo sé que esta utilidad añade grandes capacidades al Blog. También se, temo más bien, que me arrepentiré... jejeje.. Pero el título de esta bitácora lo dice todo, y el que tiene boca, se equivoca. (Incluso, yo, queridos admiradores, incluso yo...)

Pues eso, a comentar se ha dicho!!!

j.a.




colocado: martes, enero 15, 2002
 

 



lunes, enero 14
 

 
El Universo Turquesa Pálido

Los diseñadores ya tienen su nuevo color para las tonterías de moda. Un turquesa pálido, que resultaría de la composición de la luz "promedio" que envían los objetos celestes. Los responsables de este color, Karl Glazebrook e Ivan Baldry pasan por ser en otros momentos personas serias que desarrollan su labor en la Universidad Johns Hopkins. Pero, cabe pensar, cuando se iban camino de Washington para acudir a la reunión centésimo nonagesimo nona de la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS), decidieron que su trabajo sobre el 2df Galaxy Redshift Survey, una monitorización internacional de unas 200.000 galaxias en la que trabajan junto con muchos otros astrofísicos, necesitaba ese toque especial que haría las delicias no tanto de los diseñadores como de los medios de comunicación. Su artículo está aquí en la red.

Evidentemente, cuando uno lee la cosa, ve que tampoco tiene mayor importancia. Cuando uno escucha y lee las tonterías que está sacando la gente con la excusa de esta historia, se asusta un poco. Pero, claro, es una confirmación de lo que escribía el otro día sobre los portentosos avances que siempre aparecen en estas fechas en que la AAS se reúne.

Al fin y al cabo, todos sabemos realmente, (¡gracias, Olbers!) que el Universo es, mayormente, negro. Sobre todo de noche.

j.a.




colocado: lunes, enero 14, 2002
 

 



 
Hoy estamos que nos salimos... qué lunes. Así que aprovecho para poner un artículo en portugués, una traducción que hicieron las buenas gentes de paraciência. Queda la mar de cosmopolita... (en cualquier momento, pegaré la traducción, si es que me entra la cosa clemente)

Possuídos Pelo Diabo?

Javier Armentia

M. era uma pessoa normal, tranqüila, educada, de fino trato; até que um dia, de maneira surpreendente para todos seus conhecidos, começou a praguejar, a gritar, a comportar-se de uma forma que nunca antes havia feito em público. Além disso, se contorcia, em convulsões, com espasmos muito violentos.

Teria acontecido a M. o mesmo que à menina que protagoniza o filme "O Exorcista", que volta agora aos nossos cinemas? Nele, adaptando o best-seller de 1971 de William Peter Blatty, se descreve sua suposta possessão demoníaca e o exorcismo que a liberta. Entretanto, os neurologistas descrevem o comportamento psicótico de M. como sendo a "síndrome de Tourette", uma doença mental relativamente rara que pode ser aliviada não com exorcismos, mas com medicamentos, ainda que não se conheça sua cura. A literatura psiquiátrica descreve numerosos casos de síndrome de Tourette que foram interpretados erroneamente como possessões do demônio, até que foram adequadamente reconhecidos como um transtorno neurológico.

Segundo psicólogos como Barry Beyerstein, da Universidade Simón Frasier na Columbia Britânica (Canadá), as condutas que costumam ser descritas associadas a fenômenos de possessão diabólica são normalmente reconhecíveis como transtornos psiquiátricos, e portanto tratáveis. Como a síndrome de Tourette, mas também as epilepsias: alguns ataques epiléticos são precedidos por uma sensação de horror e medo, que desemboca em violentas convulsões, lançando o enfermo ao solo, onde se contorce enquanto sua mandíbula treme desordenadamente produzindo a saída de espuma pela boca. Inclusive alguns episódios de transtornos neurológicos mais freqüentes, como as enxaquecas, podem incluir algumas vezes, ou em alguns pacientes, episódios em que estes vêem uma luz brilhante, sem sentir dor alguma, muito similar às visões de alguns místicos. Em outros casos, a esquizofrenia, o transtorno bipolar (psicose maníaco depressiva) ou alguns transtornos depressivos incluem episódios muito parecidos com os vistos na famosa película.

O melhor conhecimento da mente humana e de suas patologias permitiu que enfermos como os epiléticos possam ser tratados adequadamente, em vez de serem considerados como iluminados, em alguns casos, isto é, tocados por um espírito superior, ou endemoninhados, em outros. No entanto, muitos casos continuam sendo objeto de controvérsia, especialmente quando o entorno social do enfermo favorece a interpretação demoníaca. Algo que se comprovou em muitas ocasiões com os pacientes epiléticos, a mais abrangente das mencionadas enfermidades. Pacientes com epilepsia no lóbulo temporal, ou também no sistema límbico (duas das áreas do sistema nervoso central que costumam ficar afetadas por esta enfermidade que gera uma superatividade elétrica entre os neurônios), sofrem mudanças de personalidade também entre os ataques, e amiúde têm "episódios de êxtase místico, preocupações religiosas e escrevem sobre temas metafísicos, de maneira compulsiva, ou rezam em geral sentindo um estado de bondade extrema", como descreve em seu estudo sobre o tema o psicólogo Arnold J. Mandell.

Pesquisas recentes, como a publicada pela psicóloga Elisabeth Loftus no Journal of Experimental Psychology, apontam uma nova causa das possessões demoníacas: as falsas memórias. Inclusive em pessoas que não sofreram nenhum transtorno real, nenhuma psicopatologia ou enfermidade neurológica, pode-se induzir memórias de que foram possuídos por espíritos. Para isso basta que os sujeitos creiam que tais fenômenos são possíveis, ou que sejam induzidos a crer nessa possibilidade. No estudo, se proporcionava a uma série de voluntários informação sobre as possessões, uma série de artigos que afirmavam que tais fatos são mais freqüentes do que parece. Posteriormente se lhes pedia que descrevessem seus medos, e então se lhes dizia que isso havia sido produzido porque durante a infância haviam contemplado uma possessão.

Quase uma quinta parte dos sujeitos que haviam dito, antes do experimento, que as possessões não eram reais, e que em criança não haviam visto nada igual, posteriormente disseram o contrário. Para a psicóloga, o fenômeno é importante, como narra o "press-release" da Universidade de Washington à qual pertence Loftus: "levando em conta o que conseguimos com umas poucas histórias e algo de sugestão, imaginem o que poderia acontecer com as imagens impactantes que aparecem nessa películas; sei que elas vão ter um efeito muito poderoso". Refere-se a filmes como "O Exorcista", evidentemente.

A própria Loftus conduziu experimentos similares já não mais nos Estados Unidos, e sim na Itália, onde a tradição católica faz com que, no geral, a crença no demônio e nas possessões, seja maior. E os resultados são similares: quando recebemos informações sobre algo aparentemente implausível como se fosse real, podemos ser induzidos a crer nisso, mas sobretudo, a criar uma falsa memória de que vivemos ou contemplamos algo assim. Um mecanismo que explicaria o incremento de acontecimentos relacionados com as possessões e seus exorcismos nos últimos meses, que prediz também que estes casos aumentarão com o lançamento da nova versão de "O Exorcista". Mas que também permitem entender a persistência de outras crenças no sobrenatural, nos discos voadores, e em outros fenômenos similares.


UMA RELAÇÃO PERIGOSA

A Igreja Católica mantém uma posição ambígua nestas frentes demoníacas: após o Concílio Vaticano II, o Papa Paulo VI eliminou a figura do exorcista, que foi recuperada, no entanto, por João Paulo II. Cada diocese deve dispor de um, ainda que nem todas o tenham. Alguns exorcistas católicos, como Raul Salvucci, autor do livro "Que há de se fazer com estes demônios?", opinam que os casos de possessão estão aumentando devido ao auge do esoterismo. Contudo persistem alguns movimentos dentro da Igreja Católica, de caráter fundamentalista, onde o exorcismo é o pão de cada dia. Esse é o caso do carismático bispo de Lusaka (Zâmbia) monsenhor Milingo, que viu limitada por Roma sua atividade pública precisamente por esta razão. Por sua parte, a Igreja Anglicana deu recentemente a público seus temores de que exorcismos levados a cabo por fanáticos evangélicos possam chegar a causar problemas sérios a pessoas indefesas, como declarou o Sínodo Geral dessa igreja no mês de julho passado.

Em qualquer caso, os exorcismos aumentam: na Itália passaram de 20 exorcismos no ano passado para 300 no presente ano. Enquanto isso, o Vaticano revisou recentemente o rito do exorcismo, para "tratar o problema da maneira mais adequada", segundo se comenta em sua introdução. Incluirá isto uma adequada supervisão médica ou psicológica?

(publicado originalmente en El Correo, el 1 de noviembre de 2000)
Versión en castellano:

¿POSEIDOS POR EL DIABLO?
Javier Armentia

M. era una persona normal, apacible, educada, de trato exquisito; hasta que un día, de manera sorprendente para todos sus allegados, comenzó a maldecir, a gritar, a comportarse de una forma en que nunca antes lo habría hecho en público. Además, se retorcía, en convulsiones, con espasmos muy violentos.

¿Le había sucedido a M. como a la niña que protagoniza la película “El Exorcista”, que ahora vuelve a nuestras pantallas? En ella, adaptando el best-seller de 1971 de William Peter Blatty, se describe su supuesta posesión demoniaca y el exorcismo que la libera. Sin embargo, los neurólogos describen el comportamiento psicótico de M. como “síndrome de Tourette”, una relativamente rara enfermedad mental que puede paliarse no con exorcismos, sino con medicinas, aunque su cura no se conoce. La literatura psiquiátrica describe numerosos casos de síndrome de Tourette que fueron interpretados erróneamente como posesiones del demonio, hasta que fueron adecuadamente reconocidos como un trastorno neurológico.

Según psicólogos como Barry Beyerstein, de la Universidad Simon Frasier en la Columbia Británica (Canadá), las conductas que se suelen describir asociadas con fenómenos de posesión diabólica son normalmente reconocibles como trastornos psiquiátricos, y por lo tanto tratables. Como el síndrome de Tourette, pero también las epilepsias: algunos ataques epilépticos son precedidos por una sensación de horror y miedo, que desemboca en violentas convulsiones, lanzando al enfermo al suelo, donde se retuerce mientras su mandíbula tiembla desordenadamente produciendo la salida de espuma por la boca. Incluso algunos episodios de trastornos neurológicos más frecuentes, como las migrañas, pueden incluir algunas veces, o en algunos pacientes, episodios en los que éstos ven una luz brillante, sin sentir dolor alguno, muy similar a las visiones de algunos místicos. En otros casos, la esquizofrenia, la hipermanía o algunos trastornos depresivos incluyen episodios muy parecidos a los vistos en la famosa película.

El mejor conocimiento de la mente humana y de sus patologías ha permitido que enfermos como los epilépticos puedan ser tratados adecuadamente, en vez de ser considerados como iluminados, en unos casos, es decir, tocados por un espíritu superior; o endemoniados, en otros. Sin embargo, muchos casos siguen siendo objeto de controversia, especialmente cuando el entorno social del enfermo favorece la interpretación demoníaca. Algo que se ha comprobado en muchas ocasiones con los pacientes epilépticos, la más extendida de las mencionadas enfermedades. Pacientes con epilepsia en el lóbulo temporal, o también en el sistema límbico (dos de las áreas del sistema nervioso central que suelen quedar afectados por esta enfermedad en la que se genera una sobreactividad eléctrica entre las neuronas), sufren cambios de personalidad también entre los ataques, y a menudo tienen “episodios de éxtasis místico, preocupaciones religiosas y escriben sobre temas metafísicos, de manera compulsiva, o rezan en general sintiendo un estado de bondad extrema”, como describe en un estudio sobre el tema el psicólogo Arnold J. Mandell.

Recientes investigaciones, como la publicada por la psicóloga Elisabeth Loftus en Journal of Experimental Psychology, apuntan a una nueva causa de las posesiones demoniacas: las falsas memorias. Incluso en personas que no han sufrido ningún trastorno real, ninguna psicopatología o enfermedad neurológica, se pueden inducir memorias de que han sido poseídos por espíritus. Para ello basta con que los sujetos crean que tales fenómenos son posibles, o que sean inducidos a creer en esa posibilidad. En el estudio, se proporcionaba a una serie de voluntarios información sobre las posesiones, una serie de artículos que afirmaban que tales hechos son más frecuentes de lo que parece. Posteriormente se les pedía que describieran sus miedos, y entonces se les decía que ello había sido producido porque durante niños habían contemplado una posesión.

Casi una quinta parte de los sujetos que habían dicho, antes del experimento, que las posesiones no eran reales, y que de niños no habían visto nada igual, posteriormente dijeron lo contrario. Para la psicóloga, el fenómeno es importante, como narra la nota de prensa de la Universidad de Washington a la que pertenece Loftus: “teniendo en cuenta lo que conseguimos con unas pocas historias y algo de sugestión, imaginen lo que podría pasar con las imágenes impactantes que aparecen esas películas; sé que ellas van a tener un efecto muy poderoso”. Se refiere a películas como “El Exorcista”, evidentemente.

La propia Loftus ha dirigido experimentos similares no ya en Estados Unidos, sino en Italia, donde la tradición católica hace que, por lo general, la creencia en el demonio y en las posesiones, sea mayor. Y los resultados son similares: cuando recibimos informaciones sobre algo aparentemente implausible como si fuera real, podemos ser inducidos a creer en ello, pero sobre todo, a que se genere una falsa memoria de que hemos vivido o contemplado algo así. Un mecanismo que explicaría el incremento de sucesos relacionados con las posesiones y sus exorcismos en los últimos meses, que predice además que estos casos aumentarán con la puesta en pantalla de la nueva versión de “El Exorcista”. Pero que también permiten entender la persistencia de otras creencias en lo sobrenatural, en los platillos volantes, y en otros fenómenos similares.

UNA RELACIÓN PELIGROSA
La Iglesia Católica mantiene una posición ambigua en estos frentes demoníacos: tras el Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI eliminó la figura del exorcista, que fue recuperada, sin embargo, por Juan Pablo II. Cada diócesis debe disponer de uno, aunque no todas lo tienen. Algunos exorcistas católicos, como Raul Salvucci, autor del libro “¿Qué hay que hacer con estos demonios?”, opinan que los casos de posesión están aumentando debido al auge del esoterismo.

Sin embargo perviven algunos movimientos dentro de la Iglesia Católica, de carácter fundamentalista, donde el exorcismo es el pan de cada día. Ese es el caso del carismático obispo de Lusaka (Zambia) monseñor Milingo, que vio limitada por Roma su actividad pública precisamente por esta razón. Por su parte, la Iglesia Anglicana ha hecho recientemente públicos sus temores de que exorcismos llevados a cabo por fanáticos evangélicos puedan llegar a causar problemas serios a personas indefensas, como declaró el Sínodo General de esta iglesia el pasado mes de Julio.

En cualquier caso, los exorcismos aumentan: el Italia se ha pasado de 20 exorcismos el año pasado a 300 en el presente. Y mientras tanto, el Vaticano ha revisado recientemente el rito de exorcismo, para “tratar el problema de la manera más adecuada”, según se comenta en su introducción. ¿Incluirá esto una adecuada supervisión médica o psicológica?






colocado: lunes, enero 14, 2002
 

 



domingo, enero 13
 

 
MILENIO
Javier Armentia

Publicado el lunes 14 de enero de 2002 en Diario de Noticias

HISTERIAS

Son tiempos difíciles, en los que un tío que fuma, conduce su coche, vive en una ciudad, tiene una dieta probablemente inadecuada y practica menos ejercicio del que debiera (aspectos que lo hacen candidato a enfermedades y muertes bastante horribles con una probabilidad adecuadamente estimada por la ciencia) está histérico perdido porque cerca del colegio de sus niños hay unas antenas. Los políticos, que tampoco llevan una vida en absoluto sana, están con los histéricos, provocando más confusión aún. Presuntos expertos que salen de debajo de las piedras están haciendo buenas a las compañías de telecomunicaciones (y eso que uno siempre ha sospechado de los oligopolios de demasiado poder). Todo el mundo baila al son del cáncer radioeléctrico, una amenaza tan imaginaria como efectiva.

Efectiva porque se da por probado todo lo que se ignora. Ahora cualquier listillo es un experto en leucemias y linfomas infantiles, y todos miran a los tejados aterrados por la presencia de antenas asesinas. Es curiosa, pero sobre todo es triste, la manera en que nuestra sociedad da pábulo a estas leyendas urbanas, cómo todo esto se está transformando en una guerra declarada contra la razón y contra el conocimiento científico. ¿Adónde nos llevará esta histeria? Mucho me temo que a ningún sitio bueno: cuando los histéricos -en vez de reconocer su enfermedad- confabulan, se crea una herida profunda en eso que llamamos tejido social. Y entonces, los oscurantistas de siempre comienzan a preparar sus hogueras...


Un Comentario Adicional
Evidentemente las 29 líneas de una columna no dan para todo, acaso solamente para echar un poco los demonios que uno acumula dentro. Y uno va acumulando mucho sapo horrible con esto que está sucediendo en torno a las antenas. Posiblemente no es nada nuevo, ese temor a todo lo que suene a "radiación" está demasiado implantado desde la primera bomba nuclear de Hiroshima, y después de Chernobyl... en fin. Que sí, que cualquiera debería poder entender que entre una bomba atómica y una antena de telefonía hay una gran distancia. Que las "radiaciones" no son simplemente letales, que nosotros radiamos ondas electromagnéticas porque estamos a casi 310 K, que la luz del Sol es radiación (altamente peligrosa, a veces...).

Nada de nada, me temo que la batalla está casi perdida y sólo nos queda el derecho al pataleo. Ayer domingo, en El Correo, Josep Catalá pataleaba sobre el tema, con más espacio y con más argumentos. Copio porque merece la pena:
(el original lo teneis en El Correo Digital)


El ‘caso Valladolid’
JOSEP CATALÀ

Esto de las antenas vallisoletanas se está poniendo chungo. Tanto, que, sin más preámbulo, lanzo un ruego: urge que, inmediatamente, la Administración central articule unos cursos para desasnar tecnológicamente a honorables estamentos del poder público. Los primeros en acudir a tales aulas deberían ser el actual defensor del Pueblo y bastantes jueces y fiscales; luego, diversos expertos -así se autotitulan- de entidades presuntamente científicas. Posteriormente, varias decenas de maestros, y para el final, y aunque sin ninguna esperanza, algunos miles de políticos de la Administración local.

La primera beca para tales estudios la acaba de ganar don Enrique Múgica, responsable en último término del comunicado de prensa hecho público por la Oficina del Defensor del Pueblo, cargo que está desempeñando. Por aquello de confundir el culo con las témporas, el señor defensor mezcla a placer toda suerte de emisiones radioeléctricas con la telefonía móvil, que, ya puestos, de poco vale distinguir entre churras y merinas. Por su parte, el director del colegio situado en la cercanía -relativa- de las antenas del número 5 de la calle López Gómez de Valladolid, oposita a premio Nobel de Fisiología y Medicina al rebautizar a la leucemia linfoblástica aguda como «cáncer de sangre» y al linfoma de Hodgkin como «cáncer de pulmón», según se recoge en el informe oficial correspondiente.

Otros candidatos inmejorablemente situados para alcanzar las becas de pulido físico son bastantes jueces y fiscales. Entre estos últimos destaca, por méritos propios, el de Medio Ambiente de Catalunya. Para regocijo de empresas contaminantes y otros especímenes de mal hacer, que aquél gane un pleito contra estos perillanes es tan extraordinario que a punto han estado las campanas de la catedral de Barcelona de voltear para la ocasión.

Y ahora en Valladolid, como antes fue en Murcia y en Bilbao, algunos jueces están arañando los primeros lugares de la cura alfabetizadora propuesta. Sin duda, el lector tendrá cumplida información -es un decir- de que, en aquella ciudad que tuvo el dudoso privilegio de ver nacer al señor José María Aznar, cuatro niños de un colegio público han contraído cáncer (leucemia o linfoma) a causa -insisten los padres de los chavales, y los jueces no les desmienten- de las radiaciones de un grupo de antenas «de telefonía móvil». Si en Murcia ya hubo jolgorio entre los expertos -que los hay en España, y muy buenos- cuando el juez de turno dictó sentencia sobre un transformador de corriente eléctrica ciudadana, indicando que es un derecho no conculcable el que una familia no reciba en su domicilio ondas electromagnéticas, la apoteosis de la histeria de risa está llegado ahora de Valladolid. Si la cosa no fuera tan grave, que lo es.

Si la decisión del juez murciano vino a consagrar que a ningún ciudadano se le debe molestar con «las ondas electromagnéticas», es decir, que se les debe privar de la radio, la televisión, e incluso de la propia luz visible, la del juez bilbaíno supuso -y pido excusas por no citar palabras textuales, pero no tengo la sentencia a mano- algo así como pasarse por la entrepierna los sesudos y complejos articulados físico-matemáticos de los históricos del electromagnetismo, desde Oersted a Biot y Savart; desde Faraday a Maxwell. Nada es tan fácil como mear fuera del tiesto debido al desconocimiento que se tiene de un tema.

A ver si somos serios: la leucemia linfoblástica aguda, o un linfoma en su caso, es un cáncer que estadísticamente se espera que afecte a unos 6 niños por cada 100.000 en el plazo de un año concreto. En el colegio García Quintana se han diagnosticado cuatro, en un total de 455 alumnos, o 796 personas-tiempo, si se quiere utilizar terminología estadística. En otras palabras: a pesar de que no existe ningún postulado probabilístico ni estadístico que niegue la posibilidad de esa concentración de casos en el tiempo y en el espacio, la probabilidad de que ello ocurra es francamente remota. Por tanto, no resulta descabellado pensar en la existencia, actual o pasada, de un agente carcinogénico en la zona del García Quintana. Pero, sin ninguna duda, ese criminal no son las antenas de los alrededores.

Desde luego, hay muchas razones para afirmarlo tan rotundamente, pero baste con una: la primera de esas antenas entró en funcionamiento en noviembre de 2000. En diciembre de ese mismo año -o sea, un mes después- se diagnosticaba ya el primer caso de cáncer infantil, una leucemia. Ni san Albert Einstein, en su búsqueda de la unificación universal de las cuatro fuerzas de la materia, es capaz de producir un cáncer en tan poco tiempo. Años se tarda en desarrollar una enfermedad de ese tipo. El segundo caso de cáncer, un linfoma de Hodgkin, apareció en febrero de 2001, tres meses después de iniciar operaciones la primera y, hasta marzo del mismo año, única antena. Más de lo mismo… Y hacia finales del pasado año sobrevinieron dos casos más de leucemia. Lo dicho: o se trata de los cánceres más rápidos y sobrenaturales de la historia de la Humanidad, o hay que buscar las causas en otros lugares distintos de las azoteas.

Por favor, señores defensores, jueces y magistrados, fiscales, maestros y alcaldes y concejales: sean prudentes y asesórense bien. A pesar de algunos espectáculos protagonizados por colegas suyos en los últimos tiempos, la ciudadanía insiste en seguir confiando en ustedes. Recuerden que la Física -las ecuaciones de Maxwell, para el caso- no admite opiniones. Dos más dos son cuatro, en base cinco o superior, tanto para Bush como para Bin Laden. En Electromagnetismo, como en el resto de las ciencias, el espíritu apenas cuenta; pero la letra, sí.

Dejen el colegio cerrado, que es lo mejor para comenzar a investigar de verdad. Déjenlo cerrado, aunque en realidad debería cerrarse todo el barrio para dar con la razón última. Algo imposible, claro, porque visto el alto nivel de raciocinio que parece detectarse en algunos sectores de Valladolid, eso podría suponer el inicio de la revolución. Por cierto, un detalle que, por lo que parece, poquísimos han considerado: en la azotea de las proximidades del colegio vallisoletano no hay absolutamente ni una antena de telefonía móvil, sino que todas son de radioenlace, sistema LMDS. Es decir, que además de su bajísima potencia, ni por asomo pueden irradiar hacia el suelo. Qué detalle, ¿verdad?


Pues eso. (Bueno, Catalá olvida que Aznar no nació en Valladolid, pero casi como que no es para tanto esa errata...).
Hace un tiempo, casi un año, el 23 de enero de 2001, publiqué en la sección que elaboro en El Correo (el suplemento cultural Territorios que se incluye los miércoles) un artículo sobre los teléfonos, antenas y demás. Copio el artículo aquí. Posiblemente algunos aspectos deberían ser actualizados. Pero, creo, en lo general, lo que se comentaba en el artículo se mantiene:


TELÉFONOS MÓVILES: ¿NOS FRÍEN EL CEREBRO?
(Javier Armentia, El Correo)

Cada día cerca de veinte millones de personas utiliza en nuestro país un terminal de telefonía móvil. Estos aparatos emiten y reciben ondas de radio, en frecuencias entre 800 y 1900 MHz, la zona del espectro electromagnético que solemos denominar “microondas”. Estas ondas se reciben y transmiten mediante una red de antenas que ha cambiado la fisionomía del país, tanto en el campo como en las ciudades. ¿Es todo esto seguro? En los últimos años, los medios de comunicación han ido dando a conocer resultados de estudios que hablaban de la relación de la exposición a las radiofrecuencias de los móviles con diversas enfermedades, mientras que otros estudios afirmaban lo contrario.

A mediados de 1992, se presentó en Florida (EEUU) la primera denuncia ante un tribunal por este tema: la muerte por un cáncer cerebral de una mujer, se decía en la acusación, había sido provocada por el uso de un teléfono móvil. Aunque tres años después el caso quedó sorbreseído por falta de pruebas científicas que avalaran la afirmación, la popularidad del proceso despertó la preocupación por la inocuidad del sistema de comunicación personal que más rápido incremento ha tenido en la historia de la humanidad. Precisamente, el poco tiempo que se llevan usando estos terminales y su popularización hace difícil la realización de estudios epidemiológicos que busquen la conexión entre el uso del móvil y, por ejemplo, el tumor cerebral. En promedio, una de cada 100.000 personas desarrolla un tumor cerebral; muchos de ellos serán usuarios de telefonía celular, pero ¿existe una conexión? Por otro lado, el desarrollo de un tumor de este tipo lleva normalmente varios años, por lo que podría suceder que aún el efecto no se haya notado. Lo cierto es que las diferentes investigaciones epidemiológicas realizadas hasta la fecha no indican conexión alguna entre ambas cosas. Uno de los estudios más conocidos, llevado a cabo por el Centro Médico de Örebro, en Suecia, y dirigido por Lennart Hardell no encontró relación alguna significativa. Sin embargo, la noticia llegó al público sesgada: parecía haber una mayor incidencia de tumores en el mismo lado de la cabeza en la que se usa el teléfono, lo que podría tener que ver con la cercanía de la antena al cerebro. Un resultado, sin embargo, que no era significativo estadísticamente. Recientemente, se ha presentado en la revista JAMA (Journal of American Medical Association) un estudio de la Fundación de la Salud Norteamericana y de veinte centros de investigación oncológica que ha monitorizado a 891 personas que usan el móvil habitualmente entre 1994 y 1998, concluyéndose que no hay conexión entre el uso y el cáncer cerebral. Actualmente existen unos doscientos proyectos de este tipo en desarrollo, y quizá en el futuro se pueda dilucidar si hay algún factor de riesgo.

Porque de lo que nadie duda es de que las radiofrecuencias pueden afectar al organismo. Las ondas electromagnéticas pueden tener diferentes efectos en un ser humano, como se ha venido estudiando y demostrando desde mediados del siglo XX. Las ondas de radio, incluyendo las de frecuencias similares a la de la telefonía móvil tienen la característica de ser absorbidas por el cuerpo: más las de menor frecuencia, las que corresponden a los teléfonos móviles analógicos tipo “moviline” y a la primera generación de telefonía digital GSM. El efecto es térmico, es decir, estas ondas producen resonancias de las moléculas que entran en vibración, lo que se traduce como calor. Son las mucho más altas frecuencias de ondas electromagnéticas como los rayos X o gamma las responsables de efectos no térmicos, al ser capaces de separar los electrones de los átomos (se llaman por lo tanto radiaciones ionizantes) y pueden alterar el material genético (por ello se suele hablar de genotoxicidad).

Sin embargo, en las radiofrecuencias de emisiones de radio, televisión o telefonía, los efectos biológicos térmicos aparecen cuando hay una exposición elevada: los estudios realizados (normalmente con animales de laboratorio) muestran que esta exposición ha de ser mayor de un equivalente a 4 watios por kilogramo. Por esta razón, los diferentes organismos internacionales y nacionales que dictaminan la protección contra las radiaciones han venido empleando una cifra para fijar los máximos permitidos menor, de 1,6 W/kg. Ese límite nunca se alcanza en la práctica en el caso de las antenas, que se instalan sobre torres que aseguran una distancia mínima adecuada o sobre azoteas en las cuales se limita el acceso a menos de 6 metros. Aunque se ha dicho que los vecinos de un inmueble en el que hay antenas estarían sometidos a un riesgo adicional, los niveles de exposición de quienes viven en la última planta, justo bajo las antenas, son como mucho cien veces menores que los límites recomendados. Son los operarios de mantenimiento de las mismas, que se acercan a menos de 6 metros en la horizontal de estas antenas quienes podrían sufrir exposiciones nocivas, pero las medidas de seguridad establecidas exigen que en esos casos la antena se desconecte antes.

Otro caso es el de los terminales, de los teléfonos que nos llevamos a la oreja, porque localmente, la cercanía de la antena hace que las emisiones se acerquen bastante a los límites establecidos. Una antena puede llegar a emitir 600 milivatios (las de la telefonía analógica), aunque los GSM se mantienen dentro de los 125 mW. ¿Qué podría suceder entonces? En esencia, las radiofrecuencias serían capaces de calentar el tejido cercano. Pero el riesgo es muy difícil de evaluar: la posición del teléfono va cambiando continuamente, el tiempo de conversación varía mucho, cada persona lo usa de manera diferente... todo ello hace casi imposible medir realmente la exposición recibida. Aunque se han presentado estudios que muestran algunos efectos (por ejemplo, alteraciones en ciertas capacidades cognitivas, como la capacidad de resolver ciertos tests) la evidencia no es concluyente: John E. Moulder, catedrático de Oncología de la Radiación en el Colegio Médico de Wisconsin (EEUU), una de las autoridades mundiales en el tema, comentaba recientemente que, a pesar de que los resultados epidemiológicos son inconsistentes con un incremento del cáncer cerebral por el uso de los móviles, y aunque no hay estudios que muestren claramente efectos genotóxicos, todavía no se puede concluir sobre la inocuidad de los mismos. Falta evidencia científica: estudios replicados y con los controles adecuados. “Cualquiera que sea el resultado que se obtenga de los estudios en curso", escribía Moulder junto con Kenneth Foster, oncólogo, el pasado mes de agosto en la revista Spectrum (publicada por la IEEE, el organismo responsable de los estándares en electricidad en los EEUU), “el debate sobre los efectos sobre la salud de los móviles continuará. Los móviles se unen a otras formas de tecnología eléctrica como los radares policiales, los monitores de ordenador o las líneas de alta tensión, que desatan el miedo del público debido a los campos electromagnéticos”. Una vez más, el factor de pánico ante las tecnologías que se desconocen podría estar operando.


LOS RIESGOS CIERTOS DE LOS MÓVILES
Independientemente de las radiofrecuencias, lo que queda fuera de toda duda es que el uso del teléfono móvil propicia la siniestralidad en la conducción. Un estudio inglés realizado por un grupo de expertos independiente, dirigido por Sir William Stewart concluyó en su informe de mayo de 2000, a partir del análisis de numerosos estudios que no sólo es peligroso usar el teléfono con la mano (práctica penada por la ley), sino que incluso usando un “manos libres”, la capacidad de respuesta del conductor se ve claramente limitada, incrementándose el riesgo de accidente.

Por otro lado, los efectos de las emisiones de los móviles en otros aparatos electrónicos quedan también fuera de toda duda: la prohibición de su uso en los aviones o en los hospitales no es simplemente una norma de lo políticamente correcto, sino que tiene que ver con alteraciones en sistemas que, en casos como los mencionados, pueden tener consecuencias potencialmente muy peligrosas.


Otro pues eso. A las barricadas... que me parece que defender aquí el principio de racionalidad va a ser bien jodido.








colocado: domingo, enero 13, 2002
 

 


 
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